La FIFA envió el jueves la Copa del Mundo a nuevos horizontes, al otorgarle a Rusia la sede del torneo de 2018 y a Qatar la del 2022.
La selección de Rusia se produjo a pesar de la ausencia del primer ministro Vladimir Putin, aunque su influencia tuvo un impacto en los 22 votantes del comité ejecutivo de la FIFA que lo eligieron por encima de Inglaterra, España-Portugal y Holanda-Bélgica.
Qatar será el país más pequeño que organiza un Mundial, y el primero del Medio Oriente, pero cuenta con un poder económico inigualable. Su candidatura superó las preocupaciones por el calor del desierto.
"Nos vamos a territorios nuevos", comentó el presidente de la FIFA, Joseph Blatter.
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